Por Andrea Ampuero

Eso de que “no hay edad para el amor” es un hecho. Es más,  no hay edad precisa para sentirlo ni tampoco un tiempo exacto para celebrarlo.

Muchas parejas con más de 50 años de edad deciden formalizar su relación por vez primera, ya sea por el civil o por la iglesia, y otras deciden renovar  sus votos  en una ceremonia de boda que, muchos años atrás, no pudieron realizar por un sinfín de circunstancias. Es la consolidación de su relación tras muchos años de convivencia y/o matrimonio frente a todos sus seres queridos.

Tamara Sepúlveda, wedding planner o planificadora de bodas, comenta que  las personas que deciden un matrimonio pasado los 50 años lo toman de una manera muy distinta a cómo lo hacen los más jóvenes. “A esta edad ya saben qué quieren, tienen claro qué les gusta y qué esperan”, afirma.  Y agrega que  deciden dar el “sí” sin  presiones sociales de por medio. “Lo hacen con total convencimiento y por una razón más íntima. Por lo general, sienten que deben celebrar su amor o celebrar sus años juntos”, cuenta.

Por su cariz más íntimo y familiar, las celebraciones post 50 se diferencian bastante con las de quienes se casan en la juventud. En los matrimonios más jóvenes el interés está puesto en la fiesta y en que los  amigos lo pasen bien.

Sobre los 50 en tanto, el foco está en que todos los invitados disfruten, que compartan entre ellos, que el espíritu familiar esté latente y que todos se sientan a gusto, desde los niños hasta los más ancianos de la familia. “En esta etapa de la vida las parejas invitan a los que realmente quieren y no por compromiso. Así, disfrutan mucho más cada momento”, dice Tamara Sepúlveda, que se dedica a este trabajo hace ya seis años.

Y añade que  “son matrimonios más familiares, donde el objetivo principal es compartir. Muchos se hacen de día, en donde el almuerzo, y por ende la sobre mesa, es más larga que lo usual”.

Por su parte Andrea Gutiérrez, gerente de Wedding Planner Chile, otra empresa dedicada a la organización de matrimonios con vasta experiencia en organización de matrimonios, indica que incluso las celebraciones de boda se realizan en días domingos.

La gerente explica que en estas fiestas suele haber entre 100 y 130 invitados y que los almuerzos se acompañan de música, orquestas,   rutinas de stand up o algún espectáculo, a diferencia de las fiestas más jóvenes donde la preocupación apunta a si el bar será abierto y hasta qué hora.

Las novias con mayor edad tienen menos ansiedad, se muestran más tranquilas. También son más ordenadas, pues ya tienen experiencia en manejar situaciones estresantes. Ellas saben cómo  y cuándo delegar funciones y confían que la persona que está detrás de la organización conoce bien su trabajo. “A veces el problema puede ser incluso que no se sientan el centro de atención y que no se crean el cuento que ellas son las novias, las reinas de esta jornada”, dice Tamara Sepúlveda.

Andrea Gutiérrez cuenta que en el caso de las parejas que se estresan más, aquellas que son más minuciosas y  perfeccionistas, suelen disfrutar menos la fiesta al estar preocupados de otras cosas.  “Siempre suceden más emergencias con parejas así, pero  eso es típico de todos los eventos, hay que resolver cosas durante el desarrollo; sin embargo, con los novios más relajados las cosas suelen fluir naturalmente, todo sale de maravilla y sin contratiempos”, finaliza.